Si nos preguntaran cuál es la clave para tener un buen matrimonio, les diríamos que se trata de hacer acuerdos. Ninguna pareja se salva de tener conflictos, pero sí se puede evitar que estos escalen hasta convertirse en peleas.
Verán, sin importar la etapa en la que se encuentren las relaciones, surgirán desacuerdos; “¿A dónde vamos a comer?”, “Se suponía que era tu turno de sacar la basura”, “¿Por qué compraste esos zapatos tan caros?”, “Dile a tu madre que…”, y la lista podría continuar. Es por eso que hoy queremos compartirles las herramientas prácticas y los principios bíblicos que nos han funcionado.
No vean el conflicto como un problema
El choque de ideas puede generar discusiones. La Biblia nos dice esto al respecto:
“Como el hierro se afila con hierro, así un amigo se afila con su amigo.” / Proverbios 27:7 (NTV)
Si viéramos los desacuerdos como oportunidades de crecer, nos daríamos cuenta que todos los días nos podemos perfeccionar como seres humanos con la ayuda de nuestra pareja. Para dejar de ver los conflictos como el fin del mundo, insiste en el amor, compasión y empatía.
Tres formas en las que NO se resuelve un problema
- “Quiero ganar”: Si este es el pensamiento predominante, ya perdieron. No se trata de moldear a nuestra pareja para que piense como nosotros sino llegar a un acuerdo en el que ambos ganemos. Como siempre recordamos al padre de Julián decir: “De qué te sirve tener la razón si pierdes la relación”.
- “Decido perder”: A simple vista podría verse como algo noble, pero resulta una forma escapista de ver los problemas. La pareja que siempre desea perder para evitar las discusiones termina cultivando un sentimiento de injusticia en su corazón.
- “Me alejaré”: En el matrimonio nunca será una buena idea alejarse para hacer que el problema desaparezca. Lo cierto es que no surte ese efecto, solamente nos deja ausentes de la relación.
“Los desacuerdos se resuelven con acuerdos” |
Cómo se resuelven los problemas
Ya sabemos que no hacer, pero ahora abordaremos la solución. Cómo en todo, tener a Dios en el centro de nuestra relación nos ayudará a ver las cosas más allá de nuestras narices. Si amamos a nuestro prójimo como a nosotros mismos, seremos capaces de llegar a los acuerdos necesarios en el matrimonio.
- Cerrar la boca: Respiren y escuchen antes de justificarse. Si tan solo pudiéramos tomar un tiempo antes de hablar nos daríamos cuenta que nuestras parejas no están locas, sino que en ellos existe un sentimiento válido y necesidades no suplidas.
- Responder amablemente: Elijan ser la persona más madura. La respuesta apacible desvía el enojo, pero las palabras ásperas encienden los ánimos (Pr. 15; NTV).
- Hablar la verdad y con respeto: Sin importar la personalidad o el sentido del humor que tengamos, no es aceptable el sarcasmo, la crítica o los gritos en medio de solucionar un problema. Pensemos cómo podemos expresarnos; sin mentir, pero de manera respetuosa.
Si cultivamos desprecio, deshonra o crítica, eso recibiremos; pero si hoy decidimos sembrar en nuestra pareja amor, misericordia y empatía, eso tendremos en el futuro.
Así que si tienes conflictos con tu pareja, bienvenido al club. Prepárate para hacer de ellos las oportunidades más hermosas para crecer.