Detente un momento, respira y piensa: ¿Ya descansaste? La cultura valora el trabajo intenso, pero no premia el descanso. Dios nos enseña algo diferente. 

¿Quién de ustedes, por mucho que se preocupe, puede añadir una sola hora al curso de su vida? – Mateo 6:27 NVI

Elimina la prisa y formula acuerdos necesarios para equilibrar tu vida. Las muchas ocupaciones no significan productividad.

Hoy queremos compartirte tres consejos prácticos que te van a ayudar a remover el afán y a disfrutar más de los momentos. Recuerda que no se trata de cantidad sino de calidad.

  1. Elimina la prisa 

Ten presente que la prisa está eliminando los momentos de calidad tanto en tu hogar como en tu matrimonio; es necesario que aprendas a disfrutar los momentos sin afanes. Elige enfocarte en lo positivo. 

Es importante que tengas tiempos de manera intencional para compartir con tus hijos y en familia. Para lograrlo, planea los momentos y aparta tiempos para dedicarlos sin distracciones. 

2. Tener un ritmo más lento

Está comprobado que las mejores ideas ocurren en un lugar libre de distracciones, por eso es importante tomar un tiempo para reflexionar, leer la Palabra y orar. Lo anterior, te llevará a enfocarte en cosas aparentemente “lentas” pero que demandan aquietar la mente.

Ten tiempos de quietud, ya sea en la mañana, en tu devocional, en un lugar libre de distracciones. Dedica incluso tiempo al ejercicio y a tu salud física. Pregúntate qué quieres, cómo quieres que sea la vida, proponte metas para estos pocos meses que quedan del año y también para el siguiente. 

3. Práctica tomar el día de descanso

Las personas más exitosas toman un día de descanso, por ello debemos ser intencionales y no usar el tiempo que “sobre”. En el matrimonio, apoya a tu esposo o esposa si hay un compromiso de por medio, es decir, que te encargues de las tareas para que el otro pueda cumplir con lo que tiene pendiente; que haya un apoyo mutuo y constante. 

La Biblia nos enseña a tomar el día de descanso, por eso es importante que empieces a ponerlo en práctica y optes por esos momentos de calidad y de esparcimiento. 

Al llegar el séptimo día, Dios descansó porque había terminado toda la obra que había emprendido. – Génesis 2:2 NVI