Desde el momento en que nos enteramos que seríamos padres, nuestra vida cambió. La manera en la que percibimos todo era distinta, e incluso, nuestra relación pasó por transformaciones. A pesar de ello, seguimos creciendo como matrimonio y nos amamos más que nunca. ¿Cómo lo hicimos? Hoy te lo compartimos.
Dios, el mejor ejemplo de paternidad
Hoy en día, la sociedad nos hace creer que tener hijos es el peor error que podemos cometer. Se dice que no hay que traer a más niños a este mundo cruel, que es mejor vivir una vida con logros económicos o de carrera y que, finalmente, los hijos esclavizan a una vida cansada.
Pero, ¿quién está detrás de ello? El enemigo, claro, aquel que odia a la familia y quiere llevarle la contraria a un Dios que decidió adoptarnos. Somos su creación y, por ende, cada ser humano que nace es participante de esa obra maestra. Los cristianos debemos ser los que más confiemos en que una vida más es motivo de celebración, que cada uno disfrutará de lo bello que hay en el mundo y será herramienta en manos de Dios para propagar las buenas noticias.
“Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.” – Proverbios 22:6 RVR1960
Cómo se educa a los hijos sin perder el matrimonio en el intento
Hoy queremos compartirte tres consejos que pueden ayudarte a educar a tus hijos de acuerdo a la Biblia:
El matrimonio es más importante que los hijos
Es probable que este punto incomode a algunos, pero permítanos explicarnos. Una relación sólida crea un hogar seguro. Si los padres se aman, respetan y sirven el uno al otro, los hijos lo tomarán como un ejemplo a seguir. Según el orden de prioridades, Dios es lo más importante, seguido por la relación del matrimonio y tercero son los hijos.
No descuiden a su pareja por cuidar de sus hijos. Aviven el romanticismo y la amistad. Si ustedes están bien, los niños estarán bien.
Honren a su pareja delante de sus hijos
Que en casa no se permita el hablar mal del otro delante de los hijos. Cada vez que alguien lo hace, está sembrando una semilla de rencor, irritación, indiferencia y más en los corazones del niño o la niña, sin saber que esta puede crecer hasta convertirse en una mala relación con la madre o el padre.
Así que, defiendan y honren a sus parejas. Hablen bien y no permitan que sus hijos les falten el respeto. Esto creará un ambiente de paz y les enseñará la palabra de Dios:
Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da.” – Éxodo 20:12 RVR1960
La educación es responsabilidad de ambos
La responsabilidad de educar a los hijos es de los padres, no de la escuela, de la familia o de otros. En casa es donde ellos aprenden a ser hombres y mujeres de Dios. Para eso, necesitan de la madre y del padre que lo moldeen.
Hagan acuerdos a solas para que frente a sus hijos vean que ambos están en sintonía. Estén de acuerdo en la manera en la que corregirán y amarán para que ellos sepan qué esperar de ambos.
No se pierdan la segunda parte para seguir creciendo como matrimonio y como padres según los principios bíblicos y las herramientas prácticas.